Desde la sabiduría popular que nos cuenta "que los nervios se agarran al estómago", hasta el momento actual, el problema de los trastornos psicosomáticos es el mismo: causas psicológicas que producen cambios hormonales y neuroendocrinos que terminan afectando a determinados órganos del cuerpo humano (cada persona tiene un órgano diana).
Personas con problemas físicos repetitivos pueden tener problemas psicológicos, como ansiedad, estrés o depresión, que se están reflejando en sus dolencias. De esta forma estas personas, a pesar de acudir al médico una y otra vez buscando remedio, no encuentran una solución definitiva.
Si el historial médico de un paciente presenta dolencias físicas como exacerbaciones de asma no coincidentes con condiciones ambientales, frecuentes diarreas o episodios de estreñimiento persistente, dolores de cabeza repetitivos, alergias, alopecia areata, acné, etc; en un momento dado sería interesante investigar si existen causas psicológicas en la base del problema.
En algunos países, en estrecha colaboración con el médico de cabecera, trabaja el psicólogo. De esta forma la búsqueda de las causas de los problemas psicosomáticos se realiza bajo la doble vertiente física y psicológica, lo que conlleva beneficios importantes: el diagnóstico es más exacto, el tratamiento es finalmente sobre el origen real del problema y el gasto y consumo de medicamentos es mucho menor.
Acudir a un psicólogo con su historial médico puede ser una buena opción cuando no se encuentra solución a este tipo de problemas. A veces indagar sobre las condiciones en que aparecen las dolencias (condiciones antecedentes) y ayudar a la persona a dar una salida adaptativa a sus problemas, puede ayudarle a vencer este tipo de trastornos.
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